La primera virtud de una estrategia es aquella que no espera la competencia o el adversario. Es decir que sea inesperada y llevarla a cabo hasta en su más último detalle. Y esto viene de pensar estratégicamente.
Pensar estratégicamente es, crear una estrategia inesperada que surge de un profundo dominio en lo que haces, conocer el entorno y a tu competencia. Es algo verdaderamente creativo y fuera de la imaginación de tu competencia; es algo que emerge del más profundo análisis y la más profunda reflexión, de un Zig Zag en el cerebro. Entre más complejo o difícil es tu desafío más debes procesar toda la información posible, y entre más difícil sea tu adversario o competencia con más profundidad de enfoque debes reflexionar y ver en perspectiva y desde otro enfoque. No puedes poner en otros esta difícil tarea de pensar estratégicamente.
Si tú eres el líder, estás permanentemente obligado a crear la estrategia, a proteger y defender la estrategia. Algunos pueden darte información o su opinión, pero eres tú el que debe procesar mentalmente esa información y definir “cómo ganar” para lograr un objetivo. Si bien la estrategia debe ser inesperada o sorpresiva, su efectividad en llevarla a cabo no es menor. El hecho es que lo inesperado y efectividad de la estrategia depende en mucho también en que te conozcas a ti mismo, tus valores intrínsecos, tus habilidades, capacidades y talentos que garanticen su ejecución exitosa.
Que la estrategia sea inesperada implica también que sea impredecible, esto dicho en el sentido de que la competencia o el adversario no llegue a pensar que tu puedes llegar a ganarle de la manera que ya has decidido con tu estrategia y no esté preparado para reaccionar o defenderse, de tal forma que tengas una ventaja importante cuando cuentas sobre todo con una visión de largo plazo.
Lo inesperado puede ser una victoria de corto plazo, pero junto con ser impredecible en el tiempo con nuevas estrategias o variantes inesperadas de una estrategia expansiva, lo que significa que en el plano mental estás por encima de tu competencia o adversario, lo que te permite ponerte en una ventaja continua en el tiempo.